miércoles, 12 de diciembre de 2012

El rito del Arbol de Navidad

De acuerdo a nuestras tradiciones, el árbol de navidad lo armamos el 8 de diciembre, con la conmemoración del Día de la Virgen, y se debería de culminar de armarlo en Nochebuena, colocando en su cima la estrella que guió a los Reyes Magos hasta Belén.
Pero la vida moderna lo fué alterando, por el apuro en el que vivimos, y en todos los hogares se arma todo junto con el Pesebre, el 8 de diciembre, y se guarda todo el 6 de enero, día de los Reyes Magos, desafiando los tiempos y los simbolismos.
Para la gente común, las esferas ó bochitas del árbol, se las busca según elija, por convicción ó por gusto de diferentes colores, a saber: el rojo por pasión, el azul por tranquilidad, el amarillo porque trae riqueza, el blanco por paz, el verde por esperanza, el beige ó marrón por trabajo, el naranja por alegría.
Pasado el día de los Reyes, se desarma todo y se guarda hasta la próxima Navidad, es decir que la perennidad que pregona, dura solo un mes, lo que es una paradoja.
El origen, se supone que lo practicaban los antiguos Celtas, quienes al llegar el solsticio, en el norte del mundo, del invierno (21 de diciembre) acostumbraban a vestir al Roble, que era para ellos un árbol sagrado, y le rendían culto ofreciendole sacrificios humanos. Como el roble, con el frío perdía sus hojas, lo adornaban con muérdago, (símbolo de suerte y fecundidad) que hoy se pone en las puertas de todas las casas, le ponían algunas frutas, ( hoy esferas) y le ataban antorchas (ayer velitas hoy luces), para darle protección y vigor.
Más tarde se evangelizó el centro y norte de Europa, esos pueblos tomaron la idea del árbol para festejar la llegada de Dios, cambiando su sentido pagano. Primero le dieron forma de cruz, pero luego tomaron al abeto, árbol de forma triangular, (porque representa la Santísima Trinidad). Por su parte los protestantes, con Martín Lútero a la cabeza, eligieron como árbol al pino.
Una tradición alemana, dice que San Bonifacio, que fue a evangelizar a Germania a predicar la fé cristiana, conmovido porque en el año 723, iban a sacrificar a un niño al pié de un roble, tomó un hacha, cortó al roble, salvó al niño y halló al lado de la raíz del árbol, a un pequeño pero muy verde abeto.
Lo tomó como un símbolo del amor perenne de Dios, lo adornó con manzanas y velas (que simbolizan la luz de Cristo), y le ordenó a todos los cristianos alemanes llevar un abeto a sus casas, y cumplir con ese culto, que luego se extendió por el mundo.
El abeto, siempre verde, se convierte en signo de vida que no muere. El mensaje del árbol de Navidad, es que la vida es siempre verde, si se hace don, no tanto de cosas materiales, sino signo de amistad, y de afecto sincero, en la ayuda fraterna, en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha recíproca.
Estas son palabras de Juan Pablo II que las dijo en la navidad del 2004.

Aclaro que este relato fue inspirado en una nota que escribió el periodista Tomás Sans, hace muy poco, y me gustó mucho, por eso lo quiero compartir con mis compañeros de curso y con mi Profesora de Computación, que tanto me alienta en hacer estos relatos.


 

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